Arroyo del recuerdo, con jazmines y pastos,
bordeando tus orillas mientras veo que te vas,
llévale este pañuelo, que en tinta va grabado,
su nombre con mi nombre, como un pacto de paz.
Dile a la garza blanca que en vuelo cadencioso,
surca el estero y cielo que adorna nuestro amor,
que estoy cantando ahora, con la guitarra aquella,
que bajo luz de estrellas bosqueja mi clamor.
No te olvides arroyo de convidarla a ella,
a bañarte en tus aguas de cristalino viaje,
esas que también llevan aroma de los campos,
en donde crecen flores de este nuestro paisaje.
¡Aquí la espero!, dile, con mi yunta y mi arado,
mi casita de barro y el fogón encendido,
los lirios, el molino, la colina, el sendero,
y la emoción callada de este amor prohibido.
Arroyo dile quedo, con voz y aroma dulce,
Que desde que partió no cantan los jilgueros,
Y que el matiz del campo ahora es pura bruma,
Quizás así regrese con el paso ligero.
Mi querencia es el campo, y ella lo sabe bien,
Solo le falta ella, flor radiante y ufana;
fresca como las aguas que se van en tu cuerpo;
Y clara como el sol de la hermosa mañana…
…DOUGLAS ANGULO MONTILLA…copyright…
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