Si en hermosos efluvios transformaste mi calor,
y un día fui ruiseñor cantante de emociones,
de que manera quieres que precipite mi sueño;
ya bastante he tenido con guardarte abrazada,
de todas las maneras que tienen los sentidos,
aguzados de versos: Avistando poemas.
Quiera Dios que mañana te quiera sorprender,
emprendiendo caminos que lleven hasta ti,
aunado al empeño te consiga esperando;
bañada por las blondas de tu sabana suave.
Asirnos de la espera ¡ya no es suficiente
colmemos la alegría, despejemos la duda!
De mi parte dispuesto hasta hoy me has tenido.
Esperandote: fructuosa, amatoria y sensible.
Ya lo ves: enamorado y sorprendido;
¡me he vuelto volcán para este día!...
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